Mientras Catalina juega y cin me pregunta que estoy escribiendo (curiosamente encendiendo un marlboro) me detengo a reflexionar acerca del libro que estoy finalizando por estos días, titulado Leviatán.
No dejo de pensar en la Trilogía de Nueva York (Ciudad de Cristal, fantasmas y la habitacion cerrada) en el que una llamada telefónica equivocada introduce a un escritor de novelas policiacas en una extraña historia de complejas relaciones paternofiliales y locura; un detective sigue a un hombre por un claustrofóbico universo urbano; la misteriosa desaparición de un amigo de la infancia confronta a un hombre con sus recuerdos.En definitiva, tres novelas que proponen una relectura posmoderna del género policiaco y que sin arrojar ningún nombre en particular, nos conduce a un sub-mundo de personalidades imbuídas en crisis existenciales.
Pero retomando Leviatán, me quedo con una parte de él: "Fanny me cogió la mano de nuevo y, en lugar de intentar disuadirla, respondí con una débil y azorada sonrisa… Le abrí los brazos y sin decir una palabra ella se acurrucó en mi regazo, plantó sus caderas firmemente sobre mis muslos y me cogió la cara entre las manos. Empezamos a besarnos, las bocas abiertas, las lenguas agitándose, babeándonos las barbillas, empezamos a besarnos como un par de adolescentes en el asiento trasero de un coche".
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1 comment:
ya podés pasar a kerouac, o mejor a carver que también te va a gustar mucho.
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